Adorada en la cocina. Amiga de niños y mayores. Soñada por los pescadores. Siempre hay ganas de dorada. Un pez sorprendente por su inteligencia y su fuerza física. Y con un gran sentido de su propia libertad. Que bien podría ser compañero de mesa, entre amantes del buen comer. Descubre todas las cosas que hacen de la dorada, un pez con carácter.
Come de todo, ¡también ostras!
Como un misil color plata revuelve con su cola el fondo arenoso del Atlántico. Es una dorada y está buscando comida. Crustáceos escondidos entre rocas de fondo, moluscos tapados con la arena y peces desprevenidos.
A veces, se deleita con berberechos y ostras. Y cuando el hambre aprieta y no hay mucho que comer… no lo duda. Gusanos de mar para conseguir las proteínas que necesita y algas. Sí, la etiqueta de ser un pez con carácter, no es baladí.
Una boca letal que adora los mejillones
Cualquiera está expuesto al ataque de la dorada. Y buena muestra de ello es su boca. Más cerca de un carnívoro de tierra firme, que del mundo marino en el que todos pensamos. Como bien nos han enseñado los tiburones, la leyenda de un pez con carácter empieza con sus mandíbulas. Tan peculiares que hay quien las conserva.
La dorada las tiene muy fuertes. Suficiente como para hacer picadillo la concha de los mejillones, por la presión que ejerce con ellas. Coronadas con varias filas de dientes unos puntiagudos, otros no tanto. Tapados por gruesos labios.
Aunque es de costumbres impredecibles, es capaz de remontar ríos, andar entre las rocas y entrar en las rías a disfrutar de los mejillones que crecen en las bateas.
¿Por qué se llamada dorada?… Si es plateada
Este robusto pez, se desplaza por el litoral atlántico y mediterráneo son su cuerpo ovalado y ancho. Recorrido por una fina línea oscura lateral. Que empieza en una mancha negra detrás de los ojos, donde acabaría su sonrisa.
De tonos verdosos y azulados por su dorso. Y plata, por su panza… Se llama dorada. Cuando decimos que es un pez con carácter es también por su nombre, que hace referencia a la línea corta y ancha que reluce entre sus ojos.
Pero no es el único que recibe. En Canarias la llaman, Zapata Morisca. En Asturias, Mazota. En Baleares, Orada…
Cambio de sexo
La dorada es un pescado hermafrodita. Nace siendo macho y, aunque muchos ejemplares se mantienen así toda su vida, la mayoría cambia su sexo con la madurez. Suele calcularse por su peso, pasado el medio kilo se acerca el momento del cambio.
No es lo único en lo que varía. Diurno, amante de las temperaturas suaves y poco amigo de la rutina. Es impredecible y muy inteligente, dos cualidades que hacen de él un pez con carácter que trae de cabeza a quien intenta atraparlo. No hay planes. No hay certezas. El pescador se guía por la intuición y la experiencia.
Un pez con carácter que se cultiva
El valor de la dorada en el mercado es muy alto. Presente en nuestra gastronomía, no es la única cocina donde se aprecia su carne blanca, su textura suave y su sabor. Horno y brasa son los aliados perfectos en sus elaboraciones.
Es un pescado tan querido que en España se cultiva desde finales de los años 80. Granjas marinas a base de jaulas situadas en la costa. Con ellas, se garantiza la supervivencia de la especie, el consumo y cierta estabilidad de precios.
A pesar de ser un pez con carácter, la dorada es muy apreciada también en la pesca deportiva. Tanto desde la costa como pesca submarina. Y es común que el objetivo sea encontrar el ejemplar más grande. Su peso puede alcanzar cerca de 20 kg. Y llega a medir más de medio metro.
Dorada al horno picante con lima e hierbabuena para cuatro personas
- 2 Doradas
- 1 Berenjena
- ½ Pimiento Verde
- ½ Pimiento Rojo
- 2 Guindillas grandes
- 1-2 Cayena fresca
- 1 Cebolla grande
- 1 Lima
- 150 ml. Vino Blanco
- Romero
- Hierbabuena
- Aceite de Oliva Virgen Extra
- Sal
Pasos para preparar esta receta de dorada al horno picante con lima e hierbabuena. Lista en 50 minutos
1. Limpia la dorada
Eviscera las doradas, dejándolas vacías. Solo tienes que abrirlas con un corte poco profundo a lo largo de la base de su cuerpo, de color plata intenso. Hazlo con mucho cuidado para evitar romper los órganos, empújalos con las manos hacia afuera.
- Raspa las escamas para retirar las más gruesas.
- Lava las doradas bajo el chorro de agua de la pila, conseguirás quitar los restos de escamas y sangre que queden. El pescado lucirá limpio listo para cocinar entero.
Puedes pedirle a tu pescadera o pescadero de confianza que realice estas tareas de limpieza del pescado. Te lo hará con gusto y de manera profesional. Tú solo tendrás que revisar al llegar a casa que lo ha desvicerado perfectamente. Puedes darle un lavado en casa.
2. Prepara la fuente para hornear la dorada
Mientras dejas las doradas escurriendo el agua sobrante, precalienta el horno a 180 grados.
- Pela y corta la cebolla en aros. Colócala en una fuente de horno con un buen chorro de aceite.
- Corta el resto de verduras. Cuidado con el tamaño. Ten en cuenta la dureza de las verduras para que se hagan todas de manera correcta.
- Pon las doradas en la fuente y esparce las verduras dentro del pescado y por encima de este.
- Corta la lima en rodajas finas y repártelas por la fuente y por dentro de las doradas. Haz lo mismo con los ramitos de romero y los de hierbabuena.
- Echa un chorro de aceite y sal, por dentro y por fuera del pescado para que ayude a impregnar el sabor de las verduras en la carne de las doradas.
- Por último, vierte el vino blanco por encima del pescado.
3. Mete al horno la dorada con las verduras
Mete la fuente en el horno a 180 grados, con calor arriba y abajo, durante 30-35 minutos. Durante ese tiempo, abre un par de veces el horno. Y con ayuda de una cuchara, riega el pescado con la salsa de la fuente, para que no se quede seco.
- Si las doradas son grandes, una vez horneado, saca la bandeja y cúbrela con papel de aluminio. Te ayudará a mantener la humedad y que el pescado termine de hacerse sin pasarse. En 5 minutos estará listo para comer.
Otra versión:
Puedes hacer esta misma receta con las doradas sobre una cama de patatas. En este caso, es mejor que las patatas, junto con la cebolla, bañadas con aceite y sal, pasen por el horno unos minutos antes (20’ aproximadamente).
Consejo:
Córtalas como si fueras a hacer tortilla de patata, se asarán antes y gastarás menos electricidad.